[vc_row row_height_percent=»0″ overlay_alpha=»50″ gutter_size=»3″ column_width_percent=»100″ shift_y=»0″ z_index=»0″ el_class=»post-toprow»][vc_column width=»2/3″][vc_custom_heading text_weight=»600″ el_class=»bajada-post»]El cambio climático seguirá desplazando los bancos marinos, comprometiendo la seguridad alimentaria de millones de personas.[/vc_custom_heading][/vc_column][vc_column column_width_percent=»100″ overlay_alpha=»50″ gutter_size=»3″ medium_visibility=»yes» medium_width=»0″ mobile_visibility=»yes» mobile_width=»0″ shift_x=»0″ shift_y=»0″ shift_y_down=»0″ z_index=»0″ width=»1/3″][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=»1/2″][vc_column_text]Las consecuencias del cambio climático para la agricultura y quienes viven de ella son bien conocidas. Lluvias más erráticas e impredecibles, inundaciones, sequías, tormentas y huracanes son fenómenos a los que los agricultores y ganaderos del mundo se van acostumbrando a duras penas. De hecho, según la FAO (agencia de la ONU para la alimentación y la agricultura) la alteración de los patrones del clima por el calentamiento global es —junto a los conflictos— el principal motivo del repunte del hambre del mundo. Pero su impacto sobre la alimentación y la forma de vida de millones de personas se extiende también a ríos, lagos y mares, según un exhaustivo estudio presentado por la organización este martes.
De media, las capturas de pescado del mar en las zonas económicas exclusivas (las 200 millas más próximas a la orilla que los países costeros tienen derechos especiales de explotación) podrían descender un 12% de aquí a 2050. Así se refleja en el documento, que plantea distintos escenarios en función de cuánto se consigan reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en los próximos años. Pero este descenso general en la productividad de la pesca —provocado por alteraciones en los hábitats, cambios en la temperatura marina o acidificación de los océanos, entre otros efectos del cambio climático— no será igualitario.
De media, las capturas de pescado del mar en las zonas económicas exclusivas (las 200 millas más próximas a la orilla que los países costeros tienen derechos especiales de explotación) podrían descender un 12% de aquí a 2050. Así se refleja en el documento, que plantea distintos escenarios en función de cuánto se consigan reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en los próximos años. Pero este descenso general en la productividad de la pesca —provocado por alteraciones en los hábitats, cambios en la temperatura marina o acidificación de los océanos, entre otros efectos del cambio climático— no será igualitario.[/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=»1/2″][vc_column_text]Las consecuencias del cambio climático para la agricultura y quienes viven de ella son bien conocidas. Lluvias más erráticas e impredecibles, inundaciones, sequías, tormentas y huracanes son fenómenos a los que los agricultores y ganaderos del mundo se van acostumbrando a duras penas. De hecho, según la FAO (agencia de la ONU para la alimentación y la agricultura) la alteración de los patrones del clima por el calentamiento global es —junto a los conflictos— el principal motivo del repunte del hambre del mundo. Pero su impacto sobre la alimentación y la forma de vida de millones de personas se extiende también a ríos, lagos y mares, según un exhaustivo estudio presentado por la organización este martes.
De media, las capturas de pescado del mar en las zonas económicas exclusivas (las 200 millas más próximas a la orilla que los países costeros tienen derechos especiales de explotación) podrían descender un 12% de aquí a 2050. Así se refleja en el documento, que plantea distintos escenarios en función de cuánto se consigan reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en los próximos años. Pero este descenso general en la productividad de la pesca —provocado por alteraciones en los hábitats, cambios en la temperatura marina o acidificación de los océanos, entre otros efectos del cambio climático— no será igualitario.
De media, las capturas de pescado del mar en las zonas económicas exclusivas (las 200 millas más próximas a la orilla que los países costeros tienen derechos especiales de explotación) podrían descender un 12% de aquí a 2050. Así se refleja en el documento, que plantea distintos escenarios en función de cuánto se consigan reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en los próximos años. Pero este descenso general en la productividad de la pesca —provocado por alteraciones en los hábitats, cambios en la temperatura marina o acidificación de los océanos, entre otros efectos del cambio climático— no será igualitario.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=»1/1″][vc_column_text]Las consecuencias del cambio climático para la agricultura y quienes viven de ella son bien conocidas. Lluvias más erráticas e impredecibles, inundaciones, sequías, tormentas y huracanes son fenómenos a los que los agricultores y ganaderos del mundo se van acostumbrando a duras penas. De hecho, según la FAO (agencia de la ONU para la alimentación y la agricultura) la alteración de los patrones del clima por el calentamiento global es —junto a los conflictos— el principal motivo del repunte del hambre del mundo. Pero su impacto sobre la alimentación y la forma de vida de millones de personas se extiende también a ríos, lagos y mares, según un exhaustivo estudio presentado por la organización este martes.
De media, las capturas de pescado del mar en las zonas económicas exclusivas (las 200 millas más próximas a la orilla que los países costeros tienen derechos especiales de explotación) podrían descender un 12% de aquí a 2050. Así se refleja en el documento, que plantea distintos escenarios en función de cuánto se consigan reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en los próximos años. Pero este descenso general en la productividad de la pesca —provocado por alteraciones en los hábitats, cambios en la temperatura marina o acidificación de los océanos, entre otros efectos del cambio climático— no será igualitario.
De media, las capturas de pescado del mar en las zonas económicas exclusivas (las 200 millas más próximas a la orilla que los países costeros tienen derechos especiales de explotación) podrían descender un 12% de aquí a 2050. Así se refleja en el documento, que plantea distintos escenarios en función de cuánto se consigan reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en los próximos años. Pero este descenso general en la productividad de la pesca —provocado por alteraciones en los hábitats, cambios en la temperatura marina o acidificación de los océanos, entre otros efectos del cambio climático— no será igualitario.[/vc_column_text][vc_column_text]Las consecuencias del cambio climático para la agricultura y quienes viven de ella son bien conocidas. Lluvias más erráticas e impredecibles, inundaciones, sequías, tormentas y huracanes son fenómenos a los que los agricultores y ganaderos del mundo se van acostumbrando a duras penas. De hecho, según la FAO (agencia de la ONU para la alimentación y la agricultura) la alteración de los patrones del clima por el calentamiento global es —junto a los conflictos— el principal motivo del repunte del hambre del mundo. Pero su impacto sobre la alimentación y la forma de vida de millones de personas se extiende también a ríos, lagos y mares, según un exhaustivo estudio presentado por la organización este martes.
De media, las capturas de pescado del mar en las zonas económicas exclusivas (las 200 millas más próximas a la orilla que los países costeros tienen derechos especiales de explotación) podrían descender un 12% de aquí a 2050. Así se refleja en el documento, que plantea distintos escenarios en función de cuánto se consigan reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en los próximos años. Pero este descenso general en la productividad de la pesca —provocado por alteraciones en los hábitats, cambios en la temperatura marina o acidificación de los océanos, entre otros efectos del cambio climático— no será igualitario.
De media, las capturas de pescado del mar en las zonas económicas exclusivas (las 200 millas más próximas a la orilla que los países costeros tienen derechos especiales de explotación) podrían descender un 12% de aquí a 2050. Así se refleja en el documento, que plantea distintos escenarios en función de cuánto se consigan reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en los próximos años. Pero este descenso general en la productividad de la pesca —provocado por alteraciones en los hábitats, cambios en la temperatura marina o acidificación de los océanos, entre otros efectos del cambio climático— no será igualitario.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=»1/1″][vc_single_image media=»268″ caption=»yes» media_width_use_pixel=»yes» media_width_pixel=»800″][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=»1/1″][vc_column_text]Países tropicales como Ecuador o las pequeñas naciones insulares de Kiribati, Palaos o Micronesia sufrirán los peores descensos. España o Francia también sacarán menos pescado de sus zonas exclusivas. En cambio, los Estados más boreales, como Noruega, Rusia o Canadá, verán aumentos en el potencial de sus aguas, lo mismo que los más australes. Esta tendencia se explica, en gran parte, por los movimientos de los bancos de peces, que migran buscando aguas más frías ante el aumento de las temperaturas o escapando de otros problemas. «Habrá cambios en la distribución y especies cada vez más trasfronterizas que obligarán a negociar más», auguraba Manuel Barange, directivo de la FAO.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=»1/1″][vc_custom_heading]El resultado de las tormentas y tifones[/vc_custom_heading][vc_column_text]Aun así, todos los pequeños Estados insulares en desarrollo donde la pesca es importante tendrán que hacer grandes esfuerzos para adaptarse al cambio climático. «Las comunidades costeras viven principalmente de la pesca», según Netani Tavaga, del Ministerio de Pesca de Fiyi. Pero no solo los movimientos de peces les afectan. «El último huracán puso en peligro sus medios de vida, y podría llevar más de 10 años recuperarse».
La cada vez mayor frecuencia de tormentas y tifones violentos suele llevarse por delante las muchas veces precarias infraestructuras de los países costeros más pobres.
Prepararse para resistirlas con predicciones meteorológicas y embarcaciones y puertos adecuados es una de las propuestas del informe.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row row_height_percent=»0″ overlay_alpha=»50″ gutter_size=»1″ column_width_percent=»100″ shift_y=»0″ z_index=»0″][vc_column width=»2/3″][vc_column_text el_class=»parrafoconlimite»]Pero el cambio climático también trae otras consecuencias. Como el descenso del caudal de lagos y ríos, que disminuye las posibilidades de pesca continental, de la que dependen algunos de los países con más pobres y hambrientos del mundo como India, Bangladés, Nigeria, Tanzania o República Democrática del Congo. La superficie del lago Chad, por ejemplo, se ha reducido de 25.000 kilómetros cuadrados en 1960 a 2.500.
El informe abunda sobre el ya conocido efecto de huracanes, acidificación y aumento de la temperatura sobre los arrecifes de coral.[/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=»1/3″][vc_custom_heading heading_semantic=»h3″ text_size=»h3″ el_class=»salqa-cita»]En las regiones tropicales las capturas podrían disminuir enormemente, y la media global en 2050 podría ser un 12% menor que la actual.[/vc_custom_heading][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=»1/1″][vc_column_text]Aunque resalta que la contribución de la pesca y la acuicultura al cambio climático ha sido «menor», el informe afirma que hay margen para seguir reduciéndola. Las emisiones de dióxido de carbono de los buques pesqueros en 2012 fueron el 0,5% del global, pero se podrían reducir entre un 10% y un 30% mejorando la eficiencia de los motores o aparejos que permitan reducir el uso de combustible. La acuicultura contribuyó en 2010 con un 7% de las emisiones de toda la producción de alimentos.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=»1/1″][vc_column_text el_class=»foto-pie»]Foto portada: Una mujer con pescado en San Tomé y Príncipe, un archipiélago africano donde se prevé que el potencial pesquero descienda por el cambio climático. ©FAO/INES GONSALVES.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=»1/1″][/vc_column][/vc_row]